jueves, 17 de octubre de 2013

Capítulo 43

27 de junio

12:23. He estado pensando qué habrá querido decir Jeremy con lo de que mi tatuaje… mm… tengo un tattoo céltico a la altura de mi cintura hace más de cinco años ¿qué era lo nuevo para él?
¡Hay! Se me quitaron las ganas de escribir. Seguiré mañana. Me duele un poco la garganta… La tos me suena muy fea… sigue lloviendo a cántaros… Y mi Jeremy no está… estoy sola. Arturo Mollins está encerrado en su oficina, no ha pasado una sola vez por una Sprite y a mí me duele la espalda. No me siento nada de bien… nada, nada de bien…

Martes 28 de junio

12:46. Ha sido un día realmente nefasto. Esta mañana cuando llegué las chicas me preguntaron que qué me había sucedido. Dijeron que parecía que me hubiese pasado una moto por la cara. Fui a verme al espejo del baño. No estaba tan mal, las chicas suelen exagerar un poco.
Arturo Mollins ha pasado muchas veces por frente de mi lugar de trabajo y me ha quedado mirando con cara de papá preocupado. Pero yo sé que en esa mente se teje un horrible crimen en mí… cof, cof… en mi contra… maldita odiosa tos… siento que me saldrán las amígdalas disparadas por la boca. Me arde la cara… debo tener un poco de fiebre.
Ayer no me sentía así de mal. Se puso a llover muy fuerte en la mañana. De camino a la oficina pasó un auto por una posa de agua y me mojó justo los bototos. Anduve todo el día con las calcetas mojadas. Tenía escalofríos y aunque me tomé dos aspirinas con un té con mucho limón, parece que esta gripe me ha empeorado…
Anoche dormí pésimo. Con el calienta cama a full, eché encima toda la ropa que encontré. No pude pegar un ojo. Me venían ataques de tos y no podía parar, así que prácticamente lo poco que pude dormir lo hice sentada. A eso de las cuatro de la madrugada preferí levantarme. Me ardía la cara… me paseé por el departamento como una cucaracha somnolienta.
Hoy, cuando me levanté, Arturo Mollins me quedó observando muy serio. Salió primero del departamento, pero antes me dijo que no debería ir a trabajar. Maldito intruso… no sé qué se tiene que meter en mis cosas. Yo sé lo que hago… mm… me arden los ojos, parece que me los estuvieran incendiando… mm… Mollins metiche…

13:25. Jeremy me ha preguntado cómo llegué el sábado en la mañana a mi departamento. ¡Lindo mi Jeremy!… le he dicho que llegué viva, pero que parece que me había resfriado más de la cuenta. Me dijo que él tenía una receta muy buena para sacar los resfríos y que podíamos organizar otra junta si así lo deseaba… que tonto es… jajaja… le dije que quizá este fin de semana podríamos ir a la playa. No será posible, tiene otras cosas que hacer. Aunque me aseguró que la semana siguiente podíamos ir a darnos otro revolcón donde yo quisiera. Pensé en ese famoso Hotel de Santiago, que tiene habitaciones con temáticas y cosas así. Dijo que se moría de hacerme el amor de nuevo… ¡uf!, ¡uf!, ¡uf!... cof, cof, cof… ¡odiosa tos! Me hace doler la cabeza…

16:27. En la hora de colación no he logrado tragar bocado. Me duele la garganta. Me duele el pecho. Me duele la espalda. Me duele la nariz por las veces que me he sonado. Me duele la cabeza por la tos maldita que tengo. Me duele el pelo, las uñas y me duele hasta cuando pienso.
Quiero a mi mamá… snif, snif… me dio pena… snif, snif…

21:56. Estoy en cama. El doctor me dio el resto de la semana de licencia. Diagnóstico: Principio de Neumonitis.
Yo no quería ir a médico. Me sigue pareciendo que fue una exageración. Ya… si… ok, mi aspecto era un poco como de zombies, pero hoy no me pasé la manito de gato acostumbrada, no me sentía de ánimo. Estoy segura que con más jarabe y más abrigo se me habría pasado igualmente…
Bueno… la verdad, es que me sentía bastante mal y cuando más quería tener a mi mamá cerca, no la tenía. Así que esa sensación de soledad y desamparo me causó mucha pena y algo de desesperación, que me llevó a darme un par de cabezazos contra mi mesa de escritorio. Nada serio en todo caso. Tampoco nunca tan loca de atar. Al levantar la vista Arturo Mollins me estaba mirando. De pronto gruñó, se dio media vuelta y desapareció dando grandes trancos.
Al rato sonó mi anexo. Era él solicitándome que fuera a su oficina.
Cuando llegué me hizo entrar y me puso un termómetro en la boca.
-          Hoy irás a médico – me dijo sentándome en uno de los sillones.
-          ¿Quién lo dice? – respondí con bronca haciendo sonar el termómetro contra mis dientes.
-          Lo digo yo, soy tu jefe. Y no hables más… - me respondió con calma.
-          No he pedido hora al m…
-          Lo sé… - me interrumpió - la pidió mi secretaria esta mañana. Yo te voy a llevar. Tengo el auto esperando abajo – en eso llamó a su secretaria y le dijo que llevara mis cosas a la oficina.
-          ¡¿Qué?!... yo no voy a ir contigo a ninguna parte. No me puedes obligar – dije al borde del llanto mientras me sacaba el estúpido termómetro.
-          ¿No? sí que puedo. Debo velar por la salud de mi personal. Eres un peligro social y laboral. Así que irás. Por lo demás, quiero dormir tranquilo esta noche – mm… no sé si dijo eso en serio o para hacerme reír. Lo que haya sido, no me causo nada, también me dolía el sentido del humor -. Mira… - continuó mientras se arrodillaba frente a mi– sé que soy tu archi enemigo, pero a mi me gusta pelear en igualdad de condiciones y ahora no estamos iguales. Tú estás enferma y así las cosas no resultarán entretenidas para ninguno de los dos. Así que te propongo un alto al fuego hasta que estés mejor de salud ¿si?
-          Mm… Pero no quiero ir contigo a médico – dije en un hilo de voz. Me dolía tanto la garganta, que apenas me lograba salir la voz.
-          ¿Qué? – preguntó él – no escuché nada… - le repetí lo de no querer ir al médico con él, pero solo me sonrió. Se sacó su bufanda y me la enrolló tapándome la boca. Salimos de su oficina, mientras me seguía insistiendo que no me escuchaba nada… el maldito Mollins…

Cuando llegamos a la clínica, tuvimos que esperar. A esa altura lo único que quería era mi cama. No aguantaba mi cabeza. Sin pensarlo la apoyé en el hombro de Arturo Mollins y cerré un rato los ojos. Quería llorar. Cuidada por mi archi enemigo, que injusto, Jeremy podría haberme acompañado, pero no este pesado.
- Me siento mal… - dije.
- Lo sé… - dijo él en tono compresivo.
- A sí, él, todo lo sabe – respondí de pura desagradable - ¿Cómo puedes saberlo?
- Porque pusiste tu cabeza en mi hombro. Eso no sería normal entre nosotros...
- Mm… si… es verdad. Me duele todo… tengo ganas… de…  comer helado… Frutos del Bosque… - dije levantando la cabeza y mirándolo por sobre mis lentes.
- Mm… Gabriela, no creo que puedas comer helado… - me respondió un poco divertido.
- ¿No?... es que me arde todo… solo una cucharadita de helado de Frutos del bosque… puede ser de chirimoya también… - dije casi llorando, mientras me sobaba el pecho que sentía que me desgarraba.
- Lo sé… lo sé – respondió poniéndose frente a mí y llevando mi cabeza hasta su pecho para luego rodearme con uno de sus brazos –. Estás mal, bonita… esperaste mucho y ahora no soportas la fiebre. Te prometo que cuando te sientas mejor compraremos helados de todos los sabores que desees ¿sí? – yo moví la cabeza nada más. Quería llorar pero, me sentía tan cómoda… allí, en su pecho y él abrazándome. Podía sentir los latidos de su corazón mientras acariciaba mi cabello -. Después que el médico te vea, todo va estar mejor. Te bajará la fiebre y podrás volver a ser la misma de siempre – yo había cerrado los ojos. No sé si aluciné o si realmente todo sucedió. De pronto sentí que me besaba la frente y acariciaba mi rostro. Recuerdo que junté mis manos y me enrollé de tal forma que Arturo me abrazó. Su corazón latía fuerte, firme y a un compás que por alguna estúpida razón me hacía sentir en una total calma. Creo que por breves minutos, había bajado la guardia, totalmente dispuesta a quedar vulnerable frente al mundo entero. Había dejado que mi archi enemigo se hiciera cargo de mi existencia… pero creo que por escasos segundos me sentí la mujer más protegida y acompañada del mundo. Fue un sentimiento que jamás en la vida había sentido…
En eso escuché mi nombre. Levanté la cabeza y nos quedamos mirando. El médico me hizo pasar. Arturo Mollins se quedó afuera esperándome. Cuando terminó de revisarme, me dio el diagnóstico y un montón de medicamentos y antibióticos. De paso me pusieron de urgencia una inyección, que me dejó la nalga paralizada por mucho rato.
- Cómo estuvo la inyección en la nacha – me preguntó divertido mi archi enemigo.
- Pero qué chistoso… - respondí mientras me sujetaba en él – fue como si me hubiesen puesto cemento. Horrible… me parece que no circula ¿crees que me pueda quedar la pierna tiesa para siempre? ¡oh! Dios… o peor ¿crees que podría quedar inválida? No podré a salir a correr jamás…
- Tu no corres nunca… - me respondió divertido mordiéndose el labio inferior.
- No… pero podría hacerlo ¿sabes? Podría sorprenderte un día…
No sé… pero a mi me pasan cosas raras con los médicos. Antes de entrar a sus consultas suelo sentirme muy mal, pero cuando me dicen lo que tengo se me pasan todos los dolores. Con este principio de neumonitis me pasó algo así.
Arturo Mollins, decidió pasar a comprar todos los remedios de la receta antes de llegar al departamento. Supongo que me los descontará de mi sueldo. Mm… fue raro todo lo que sucedió luego. Para empezar, el auto no lo conducía él, sino que tenía chófer. Luego me llevé otra sorpresa al ver que era un vehículo de estos que uno ve en televisión y que usan los personajes importantes. Pero los realmente importantes. Por dentro me pareció enorme. Yo casi caía de pie. Mientras él hacia un par de llamadas a diferentes lugares, me dediqué a explorar el auto. Al rato me aburrí y comencé a dormitar.
Al llegar al departamento, me dijo que me pusiera el pijama enseguida y que me acostara. Me iba a negar a su mandato, pero la verdad es que añoraba mi cama, mi almohada, mis sábanas. Así que cedí… mm… pero no porque él me haya mandado… eso que quede claro…

Y acá estoy… acostada aún, teniendo como enfermero a nada más y nada menos que a Arturo Mollins. Me trajo la once a la cama y me dijo que mañana se quedaría trabajando en casa. Dijo que no me asustara, que no se quedaba por mi salud, sino para comprobar que no me “robaría” nada. Lo dijo mientras me sonreía, por lo que supuse que bromeaba… me sentía mucho mejor, así ahora sí que le encontré gracia a su tonta broma… 

************************************************************************
Siguiente entrega: LUNES .

No olvides unirte a nuestra página en Facebook. Con solo dar "Clic" en el botón "Me gusta" podrás ser parte de ella y compartir con muchas lectoras más de "La peor de todas" 
https://www.facebook.com/Yiyilapeor

8 comentarios:

  1. OMG Soy fan de Arturo Mollins, por Dios, él si es un hombre, no como el remedo de algo del tal Jeremy, ¿Como es posible que Yiyi sea tan tonta que no vea el enorme abismo que hay entre estos dos? Por Dios!!!!! Si hasta un ciego notaria que son agua y aceite: Arturo Mollins es el mejor y Jeremy el peor...
    Como la cuido, oh dios!!! lindo lindo lindo!!!!!
    Besos, Yiyi y gracias por publicar temprano esta semana pude leer con mi cafecito en mano...

    ResponderEliminar
  2. Ah!! Adoro a Arturo Mollins!!!!! es un divinoo!!

    ResponderEliminar
  3. No es justo!!!!!!!!!!! Arturo se desvive por ella y Yiyi lo único que hace es pensar en el estúpido de Jeremy. Esperemos que se de cuenta como su cuerpo se siente a gusto en los brazos de Arturo y como la protección de un verdadero caballero puede brindarle paz y seguridad. Hayyyyyyy Yiyi cuando se te acabara la miopía emocional!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  4. Por dios este hombre es excepcional, y la burra de la Yiyi no se da cuenta aun, solo tiene ojos para el imbecil del Jeremy que lo unico que quiere es sexo con ella de verdad que de inteligente no tiene nada, desperdiciar a Mollins por esta basura que va esta bien ciega. El se porto tan tierno y carinoso con ella y te aseguro que cuando se cura lo vuelve a tratar mal. Mi Mollins siente algo por ella y ni el mismo se ha dado cuenta....

    ResponderEliminar
  5. Tan lindo mi Jeremy... que lindo ni que lindo... ese es un guache...
    se muere de ganas de hacerme el amor otra vez... ay Yiyi, que bueno que estas enferma, a ver si con la neumonia se te aclara la mente... sigo enojada contigo

    ResponderEliminar
  6. ¡Muy original tu blog! Ahora ya tienes una seguidora más, ah! y te nombré en mi blog tal y como pediste: http://diariodeunachickalit.blogspot.com.es/2013/10/cuarto-premio-bloggero.html

    ResponderEliminar
  7. ARTURO MOLLINS!!!! que hombre tan maravilloso que a pesar de ser un empresario importante se ha tomado el tiempo para la cabeza dura de Yiyi que no se da cuenta que el hombre esta impactado con ella que ha sido la única que lo reta y es toda una mini fiera así debería de ser con barbajan de Jeremy.
    Esperemos que después de como la trato en el medico ya no sea su archi enemigo :D

    ResponderEliminar
  8. Pasa por tu premio a la siguiente página ;)

    http://kvyentraywriter.blogspot.com/p/blog-page_5179.html

    ResponderEliminar