Capítulo 36

12 de Junio

17:23. Ha sido un domingo bastante chocante.

Ayer no era capaz de encarar a este infeliz, así que en cuanto escuché la llave en la cerradura, me metí en mi pieza y la cerré por dentro.

Él se paseó y puso uno de mis CD. Era de Épica…  maldito ¿ahora no dejaría en paz siquiera mi puta música, acaso?

Preferí acostarme y no salir. Si lo hacía podía cometer más errores que aciertos. Decir cosas que después me arrepentiría o podría incluso golpearlo. Así que preferí dejar la disputa para hoy. Mm… mala idea. La cagué igual hoy… así que como que dio lo mismo.

Hoy me había levantado dispuesta a dar el mejor de mis pugilatos. Lo encontré en la mesa tomando desayuno, con un café en su mano derecha y el diario en la otra. Se veía tan jodidamente sexy que por poco no hago nada… pero mi ira era tan grande (acumulada desde la tarde anterior) que se me pasaron las ganas de cualquier fantasía con él.

Lo quedé mirando y comencé.

- Así que tu otro apellido es “San Blas” – dije en tono despreocupado.

- Mm… si…

- De Inmobiliarias San Blas…

- Si… Inmobiliaria y Constructora San Blas.

- Eres dueño y presidente de esa empresa… también…

- Ee… si… - dijo mirándome con curiosidad.

- Y tu Inmobiliaria y Constructora San Blas se encarga de desalojar a locatarios trabajadores, que llevan años con sus microempresas, solo para construir un estúpido Mall – dije lo más calmada que me pudo salir la frase… juro que estaba tranquila.

- Mm… no sé de qué me estás hablando – respondió lentamente dejando el diario a un lado.

- De lo que acabas de escuchar. Tu empresa ha desalojado a un montón de locatarios de un lugar donde habían cientos de personas trabajando honestamente, que tenían sus microempresas y que ahora a tu mega Inmobiliaria se le ocurrió comprar ese sitio para poner un maldito Mall. Y ahora le están ofreciendo una miserable suma de dinero para que se vayan…

- Mm… Gabriela… te haré una sola pregunta, pero te pido por favor que no vayas a explotar… - dijo con mucho cuidado, como si yo fuera una bomba con un tiempo muy reducido y altamente peligrosa.

- Cuál es tu pregunta…

- Sólo quiero saber de qué edificio hablas, de qué locatarios, de qué Mall, de qué ciudad… - le di la dirección - ¡ah!... bueno gracias. Ahora entiendo… sé que con esa gente se ha tratado de conversar el asunto desde el año pasado y se han negado a todas las soluciones posibles…

- Con esa gente ¿dices? Esa gente… lo dices como si fueran insectos…

- No, no… no mal interpretes mis palabras. No hagas eso… no le des una entonación errónea a las cosas… no dije esa gente con el tono despectivo que intentas imprimirle. Lo dije solo en tercera persona porque no los conozco personalmente. Cuando intentamos hacer una reunión, hace unas semanas, todos se negaron. Nadie quiso saber nada…

- Mientes… mi papá te habría escuchado…

- ¿Tu padre?... ¿qué tiene que ver tu padre en esto?... – dijo abriendo mucho los ojos.

- La librería de papá está en ese edificio y tu y tu estúpida empresa llena de ricachones lo quiere desalojar. Quién te crees que eres… quiénes se creen ustedes que hacen este tipo de cosas con la gente… la sacan de su hábitat, le quitan todo y levantan sus presumidos edificios modernos llenos de luces y se comienzan a llenar los bolsillos de verdes billetes… quién mierda te crees tu que eres… - (ok…lo de mierda se me salió, es que estaba demasiado caliente con la situación).

- Te diré quién me creo que soy - dijo poniéndose de pie y poniendo sus puños sobre la mesa, quedando a centímetros de mi cara. Diablos, podía ver sus abdominales a través de la camiseta -… soy un empresario que apoya el progreso, emprendo cosas que nadie hace, levanto empresas que nadie logra levantar y trabajo tan duro como tu padre para salir adelante y concretar mis proyectos. No es mi culpa que la gente de ese edificio sea tan obstinada que no haya querido aceptar ofertas y que ni siquiera haya deseado escuchar otras propuestas…

- Pero… que prosaico tu discurso… - respondí con cara de asco.

- ¿Prosaico dices?... yo no tengo que darte explicaciones a ti niñita mal humorada… te levantas con el pie izquierdo y te desquitas conmigo ¿Acostumbras a levantarte peleando de la nada con las personas?…

- ¡Uy! Pobre niño millonario que ha sido atacado por un insecto al cual desea aplastar – dije con ironía – eres igual a todos, con ese discurso del empresario que quiere lo mejor para el país y la comunidad, pero por detrás anda con un estoque sacando a sus adversarios…

- Tu no eres adversario para mi… - dijo con tanta petulancia que le habría volado los dientes de una bofetón de no haberme desperfilado con ese tipo de accionar.

- Claro que no lo soy…. Soy tu maldita empleada, a la cual le quieres quitar el departamento y que además, ahora, comienzas a acosar a sus padres…

- ¿Qué quieres decir? ¿Qué todo esto lo hago solo para hacerte daño a ti? – (ok… lo reconozco que sonó un poco así,  pero no era eso exactamente lo que intentaba decir)

- Claro que no. Lo que quiero decir es… - respiré, conté hasta cinco mientras exhalaba mi propia mala vibra, volví a respirar pero la ira me ganó – Lo que quiero decir es que eres el peor maldito ser humano que me ha tocado conocer en mi vida… eres dañino con tu maldita jactancia de genio de los negocios, llegas y arrasas con todo, destruyes vidas y sueños. Te das grandes ínfulas porque tu círculo lo compone gente tan egoísta y engreída como la estirada de tu abogada, que anda tratando de estúpidos y tontos a todos los que no han tenido su maldita puta suerte. Tiras toda tu batería de billetes y arrasas sin contemplación con las personas que te rodean. Por eso estás solo… por eso nadie te podría soportar jamás… por eso no encuentras a la mujer que quieres para compartir tu vida, porque eres mala gente e insensible… insolente con personas como mi padre, que se han sacrificado toda su vida. De qué oportunidades y emprendimientos te atreves a hablar, subido en ese maldito pedestal desde el cual miras a todo el resto de la humanidad… cuándo fue la última vez que conversaste sobre un tema personal con el estudiante en práctica ¿eh? ¿cuándo? ¿no lo recuerdas? ¿sabes por qué no lo recuerdas? Por que jamás te ha importado… producir, producir, producir… eso es lo único a lo que se aboca esa cabecita tuya… pero sabes qué… en realidad gente como mi padre es la que saca realmente al país adelante… esos insectos que trabajan sin cesar por cambiar el mundo y demostrarnos a personas como yo que siempre se puede encontrar lo mejor en los seres humanos, que el esfuerzo y el sacrificio te llevan realmente lejos, que brindar una palabra de aliento o de apoyo sí puede ser el gran pago del día… cuando mi padre muera mucha gente sentirá de corazón su partida… cuando Arturo Mollins San Blas muera… solo lamentaran que no pueda producir más dinero para el país, te levantaran un memorial que quizás visitaran una ves en el año y le pagaran a un jardinero para que te cambie las flores… por que en vida has sido solo eso… un maldito montón de billetes verdes… un ser humano asqueroso y egoísta.

Cuando terminé Arturo Mollins me quedó mirando con la cara desencajada. Me miraba fijo, y podría jurar que tenía ganas de colgarme del cuello por el balcón. Yo me sentía más liviana, había dicho todo lo que había estado rumiando durante la noche, pero de pronto comencé a sentir culpa. Sentía que se me había pasado un poco la mano. Le había dicho cosas hirientes aunque no menos verdaderas. Quizás no había sido el minuto para decirlas simplemente…

Nos quedamos mirando por un par de segundos. Sentía una mezcla de cosas muy rara. Culpa, liberación, tristeza, alegría, remordimiento. Él se llevó una mano hasta sus labios y se los comenzó a acariciar. Me sentía morir. Le había dicho que por todo eso estaba solo y que por eso no encontraba a la indicada. No tendría que haber dicho cosas como esas. Eran cosas que me había confidenciado… pero joder, el maldito hijo de puta está convirtiendo toda mi vida en un infierno… la idea era herirlo… pero… pero por qué me sentía tan mal…

Preferí levantarme de la mesa lo más dignamente que se me hacía posible. Fui hasta mi habitación, cerré la puerta… y no sé por qué… me puse a llorar.

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Siguiente entrega: MARTES.

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