martes, 23 de julio de 2013

Capítulo 05

07 de Abril

12:00. Bueno… mi pedante jefe, me ha estado regañando a entero gusto en lo que va de esta semana. Odioso. Viejo amargado, debería atragantarse con sus galletones de avena light. Ok. Retiro lo dicho. No puedo ser cruel con ese tipo de cosas. Mm… pero es maldito y odioso.
Ha enviado un correo masivo a todos lados por un error que cometí. Pero es toda una exageración.
Resulta ser que ayer subían aplicaciones nuevas a la página de la empresa. Como los muchachos de computación, para variar un poco, se han atrasado me han hecho que revise la aplicación directamente en el Sitio y no en un servidor de prueba (este no lo pueden ver todas las personas, pero tiene bases de datos reales). Esto sucedió por que un cliente llamó para revocar el contrato, ya que le habían vendido la aplicación sin siquiera existir (tiene razón en todo caso). El punto es que yo comencé a hacer mi trabajo. Creé un producto ficticio llamado “Perico Pérez Palote” y comencé a trabajar con él, cuando di el visto bueno eliminé el dichoso “Perico Pérez Palote”. Todo iba bien hasta, que la pechugona de la Cote llegó indignada hasta el escritorio de mi jefe a decirle que uno de sus clientes estaba comprando artículos y por alguna extraña razón le apareció un “Perico Pérez Palote” en su búsqueda.
Fue entonces que mi jefe me llamó a terreno.
- ¡Gómez! – me gritó desde su escritorio.
- Dígame, Don Víctor– respondí con cara de inocente a pesar de que había escuchado toda la aireada conversación sobre, lo profesional y serio que se debía ser al momento de trabajar.
- ¿Qué significa este “Perico Pérez Palote” como producto nuevo? – me dijo en tono severo.
- Pues, estaba haciendo mi trabajo. Probé el sitio de los productos, y creé ese nuevo para confirmar que las bases de datos estuvieran grabando y eliminando en forma correcta.
- Pero como le pones “Perico Pérez Palote” a un producto, niñita.
- Fue lo único que se me ocurrió, don Víctor, además me demoré menos de 20 segundos en borrarlo. No imaginé jamás que alguien estaría husmeando en el sitio, más aún en el horario del café. – dije con el máximo de ternura que me pudo salir.
- Mira niñito – replicó en tono peyorativo la Cote poniéndose bien derecha -, yo no estaba husmeando. Ha sido uno de los mejores clientes de esta empresa el que ha elevado el reclamo por tu ocurrencia de niñito estúpido, mandándome un pantallazo con tu tontería. Este departamento siempre esta atrasado en todo, Víctor. Qué es lo que hace tu gente… si están todo el santo día pegados a las pantallas y parecen no avanzar en las cosas que los gerentes solicitan en sus proyectos… ¿Qué pasa?
- Primero que todo – respondí con la calma que me caracteriza en momentos de afrentas verbales -, no soy niñito. Te he dicho que no me faltes el respeto, por que yo a ti no te lo falto… me has escuchado decirte “¡Hey! tu, rubia falsa y siliconada”, no ¿verdad? Segundo, mi trabajo es revisar y mantener la coherencia en la página, lo que ha sucedido es lo que se denomina “Revisión cruzada”. Y tercero, quizás si no hubiesen vendido un producto que no existía solo para inflar las ventas del mes, por que te recuerdo que aún estaba en proceso de desarrollo, la gente de computación habría terminado con bastante holgura y yo habría podido revisar con calma en el server de pruebas que tenemos habilitado para evitar este tipo de descalabros. Pero… como tu departamento siempre esta forzando los cierres… ya vez lo que sucede… se deben ver las cosas sobre la marcha, cuando todos los clientes están conectados…
- Gómez… cállate y procura no volver a hacer la misma tontera. Cotecita, dile al cliente que no pasará de nuevo. Explícale que era una prueba y que  ahora esta funcionando igual que antes – interrumpió el viejo califa y zalamero de mi jefe.
- Víctor… intenta que esto no vuelva a pasar… es un cliente muy, muy bueno. Y si tu gente no toma este trabajo en serio, como yo lo hago, mejor que se vaya a trabajar a otro lado. Y tu – dijo parándose delante de mí - agradece que no fui directamente donde Rodolfo y Jaime.
Entonces me tiró los 300 cc de siliconas encima de la cara, y se fue triunfante.
Cuando llegué a mi asiento y saqué el protector de pantallas, tenía un mensaje de Benjamín, mi compañero de junto, que decía escuetamente “rubia falsa y siliconada, jeje… buena eh!”. Benjamín es el único que salva de este departamento. Es grandote,  pesa como 120 kilos y tiene una voz fina de pre púber bueno e inocente. La pechugona, cuando pasa cerca de él le dice “Benjamón”… es una bruja esa mujer.
Horas más tarde, mi jefe mandó un correo a todos advirtiendo de los peligros de las pruebas, en la página y de los cuidados que debíamos tener. Fue un correo mal redactado, aburridor y lleno de falsas disculpas, típica costumbre de viejos lisonjeros. Trataba de no decir de quién había sido el error, pero ya toda la empresa sabía que el famoso “Perico Pérez Palote” era de mi creación. Mm… mierda.

16:56. Queda poco para marcharse de este infierno. He terminado de hace todo, y ahora me dedico a escribir el resumen de este día, para llenar las horas que me quedan. Niñito. El sobrenombre de niñito me lo pusieron cuando entré a trabajar en esta empresa. Usaba el pelo muy, muy corto. A la lindura de la Cote se le ocurrió un día decirme que parecía niñito y jamás he logrado que me deje de llamar así. Ella y sus pesadas colegas. En ese tiempo, la Cote se sentaba al lado mío. Ambas pertenecíamos al departamento de Atención al Cliente. Llegamos con una diferencia de meses a la empresa. Ella es dos años mayor que yo. Resultó ser que se transformó en íntima amiga del jefe. Tan íntimo era todo que se rumoreaba que ella se había acostado con él para que hablara bien de ella con el jefe del departamento de Ventas y lograr así que la cambiaran. Lo cual obviamente logró. Por alguna extraña razón, en menos de dos meses en ese departamento, obtuvo la mejor cartera de clientes de la empresa. Cosa impensada para alguien recién llegada. Cuatro meses más tarde el Jefe de Ventas se separaba de su esposa y un mes después fue despedido por acoso sexual. Mm…. Adivinen a quién acosó… si… a la misma Rubia falsa y siliconada de la Cote. Bitch ¿no es cierto?
Yo no sé si dar crédito o no a lo que se rumorea. Como jamás me meto en ese tipo de cosas, no me da la moral para extender algún juicio. Pero la Cote siempre fue un poco extraña. Era prepotente y arribista, mucho antes de integrar el Departamento de Ventas. En realidad aún lo es… pero de que es dudoso tanto ascenso, lo es ¿o no?

Recuerda dejar tus comentarios y ¡suscribirte!
Yiyi
http://yiyilapeor.blogspot.com




Capítulo 04


05 de Abril

14:30. Bueno, después del carrete del día viernes hubieron varios soldados caídos. Carla tiró una licencia por tres días, por que le dio una gastritis realmente feroz. La llamé al departamento de su hermana y me ha dicho que a pesar de sentirse pésimo no se arrepiente, porque la pasó de maravillas.
Cristina, contó que no se atrevió a pasar a buscar a sus hijos después que en el taxi le chocara el aliento contra el vidrio y quedara asombrada (y avergonzada) con el tufo que expelía. En ese estado no podía pasar a buscarlos, así que los dejó en casa de su madre hasta el mediodía del domingo. Cuando apareció, lo hizo con unos enormes lentes oscuros y unos tapones en los oídos. Contó que su madre la regañó mucho, ya que ella “pensaba que con los años había aprendido a beber”… ¡cuek!
Olguita, no contó mucho ya que vive con dos de sus tres hijos (uno por cada marido que ha tenido) y ellos la incentivan a vivir su vida como se le venga en la reverenda gana. Le dicen que se merece pasarla bien, por los años que ha invertido en todos ellos... mmm… Esos sí que son hijos del siglo XXI.
Berenice, dijo que llegó un poco entusiasmada a su casa y que llamó a su Puto Gigoló. Pero no lo encontró. Supuso que el muchacho estaba en algún evento, así que ha tomado la firme decisión de buscarse un reemplazante para cuando el primero falle.

16:45. Acabo de colgar el auricular. Era papá. Dice estar preocupado por las ventas en la librería. Me ha soltado toda la perorata de la falta de gente que desea intelectualizarse hoy en día. Que con lo del sistema de la fama y la inmediatez, a todo mundo se le olvida que el éxito real está en cultivar el espíritu y la mente. Mm… no me gusta llevarle la contraria. Pero, aunque sé que su idea es la más acertada, no me molestaría haber conseguido éxitos reales, con la mitad de lo cultivada que soy. Tengo una Licenciatura en una de las más prestigiosas Universidades del país y por una maldición en mi vida, jamás he podido ejercerla. Supongo que mis capacidades se han ampliado con el tiempo, ya que de la historia, salté a la computación, y de esta, a cursos varios desde que entré a trabajar en esta empresa. Hace seis años. Al menos me ha dado más dinero del que me ha dado la profesión que estudié. Aunque no satisfacciones reales. Mm… supongo que lo mío es algo así como la vocación frustrada…

20:34. He estado pensando en lo de la vocación frustrada. Desde niña en mi casa lo único que jamás faltó, fueron libros que leer. Papá, ha tenido toda la vida la librería. La cual fue heredada de mi abuelo, y este la heredó de su abuelo… algo así como mi tátara abuelo. Podríamos decir que es una empresa de tradición familiar. En el colegio me iba bien. Mis otros dos hermanos, se decidieron por el Derecho y la Pintura. Supongo que, en el fondo, somos una familia bastante bohemia. Lo que más lamenta papá fue, que ninguno de sus retoños varones tuviera un fuerte nexo con la propia librería, la cual nos ha dado techo, comida y educación, generación tras generación (suena cliché, pero es la verdad). Siempre recuerda que el pequeño negocio ha pasado de padres a hijos varones. Aunque él siempre me dice que yo soy la heredera natural. Me alegra, porque adoro ese rincón de nuestras vidas. No me molesta ser la última opción. En este lugar siempre me podía refugiar de mis horribles compañeros de curso, que me molestaban y se reían de mis numerosos defectos. Aunque con justificada razón. De niña usaba zapatos ortopédicos con unas dolorosas y enormes plantillas de plástico. Al estar rozando la adolescencia, me sacaron las ridículas plantillas aunque yo decidí quedarme con los zapatones. En plena adolescencia a mi madre se le ha ocurrido que debían ponerme frenillos. Que dicho sea de paso, me duraron poco. No los logré soportar. Mi papá decidió no someterme a la tortura, la vez que me pilló en la bodega hurgando en su caja de herramientas, en una desesperada búsqueda de unos alicates para sacarme los hierrecillos de la boca, a como diese lugar… mm…
Luego vino otro problema. Esta vez fueron mis ojos. Diagnóstico: una miopía galopante.  Receta: lentes. Tenía 16 años… ¡Hum!
Ahora de adulta tengo mis dientes bastante decentes (a pesar de no haber concluido con el tratamiento), uso lentes más gruesos y evolucioné, de los zapatones ortopédicos a unos bototos de milicos que me dan un toque agresivo y me añaden un par de centímetros…  


23:56. ¡Horror! Se me ha cruzado por la cabeza la horrible idea de que papá tenga que cerrar la librería por culpa de gente que le tiene miedo a los libros ¿Qué haré? Pobre papá… me parece que mañana le haré una visita en la librería, para saber qué tan mal andan las cosas… no quiero tocar el tema acá en casa, para que mamá no se aflija. Tiene la presión alta y dice que se asorocha cuando le traemos problemas a su tranquila vida. Ahora me iré a preparar un sándwich con tomate, salsa americana y una grosera cantidad de mostaza. Un tazón de chocolate no me vendría mal… ñami, ñami… que rico estar en casa de mis padres… lástima que ya vaya siendo hora de emprender el vuelo… cierto, mañana buscaré un departamento en el diario y les comunicaré la decisión a mis padres… 


Yiyi
http://yiyilapeor.blogspot.com
Recuerda dejar tus comentarios y ¡suscribirte!

martes, 16 de julio de 2013

Capítulo 03 - ABRIL El carnero a la parrilla

2 de Abril

13:00. Bueno… después que pensé que era un renacuajo al cual nadie deseaba acercarse por oler a podrido, a ajo o a cerveza, ayer me he llevado una agradable sensación.
Las secuaces con las cuales me junto a almorzar en la empresa me tenían preparada una menuda sorpresa.
Debo reconocer que durante toda la semana anduvieron un poco raras conmigo. Alejadas, con secretillos y cotilleos a los cuales se negaban a sumarme. Cuando yo llegaba a la mesa, todas se quedaban en silencio por un misterio que no podían desentrañar.
Ayer por la tarde Cristina, la cual trajo dos hombrecillos a este mundo, me llamó a mi anexo para saber como andaba de tiempo para acompañarla a comprarse ropa. Pessssteee! Fue lo primero que pensé. Odio ir de compras. Odio ir a las casas comerciales y ver como las mujeres parecen gallinas picoteando la ropa y tironeándosela para agarrar una pobre prenda. Mi primera opción fue inventar que debía llegar temprano para acompañar a mi padre para hacer inventario (mi padre es dueño de una hermosa, maravillosa, bella y modesta librería), pero ella me rogó que la acompañara y que a cambio me invitaba a comer algo por ahí. Le dije que lo pensaría. Pero fue tal la insistencia que terminé cediendo… mal…
Pasamos a varias casas comerciales y Cristina no paraba de mirar el celular. Es molesto cuando la gente hace eso con esos menudos aparatitos. Es como cuando estas contando algo personal y alguien dice de la nada “¿Nos vamos?” ¡Una verdadera lata!
La cosa es que me hizo caminar por todo el centro y finalmente no compró nada. Pero cumplió con lo de la invitación a comer. Pasamos al Rudy Tuesday, que está por calle Moneda, y ¡oh! sorpresa que me he llevado cuando vi sentadas a todas mis compañeras de colación. Cristina tenía una enorme sonrisa de mamá chocha y me cantaron el cumpleaños feliz mientras una de las meseras llegaba con una torta que decía “33 polvos”… esa idea debió salir de la cabecita de Berenice…
- Creíste que nos habíamos olvidado de ti pequeña saltamontes – me dijo al oído Cristina.
- Si… en realidad sí… pero me había echo a la idea…
- Ridícula… fue solo que no teníamos plata para hacerlo. Como recién pagaron el jueves… acá estamos… - añadió Carla tomando un sorbo desde una copa con un líquido azulado.
- Enana… adivina a quién se le ocurrió lo que te sale en la torta – dijo Berenice levantando la cejas y apuntándose el pecho mientras se mataba de la risa – espero que le hagas caso al mensaje eso si po’…
- Ja… ja… muy graciosa…  - respondí sin mucho ánimo, pero contenta por el anecdotario.
- Esta tonta – dijo Olga una dama medio liberal, medio solterona que dice odiar a todos los hombres en especial a sus tres ex maridos, pero que cuando los ve sucumbe a unas noches de desenfrenado sexo senior –, me ha insistido que le dibujara un pene. Me negué, que vergüenza. A cambio me ha hecho escribir esta estupidez en la torta.
El resto de la jornada la pasamos bastante bien. Lo único malo es que estábamos en la zona de fumadores y por lo tanto tuve una larga y asfixiante jornada de fumadora pasiva, que ha hecho a mis pulmones asomarse a un cáncer.
Aún sobrias conversamos de varios temas. Cristina dijo que había dejado a sus dos hombrecillos pequeños al cuidado de su mamá, y que por lo tanto tenía chipe libre. Carla, que es la menor del grupo con 27 años, había dejado a su hijo de 11 a cargo de una vecina. Berenice es una loca que gasta todo lo que gana en pasarlo bien. A sus 45 años es la más liberal del grupo. Cuando quiere sexo dice que le paga a un puto Gigoló (termino literal que ella utiliza para referirse al individuo) que conoció en una despedida de soltera en un Pub. Dice que el tipo le cumple, tiene 25 años y está "bastante potente".
Como era la hora de los Happy Hour, correspondió dos copas de lo que fuéramos que estuviéramos bebiendo. Yo opté por lo conocido y no esos líquidos multicolores que las chicas se atrevieron a investigar en sus paladares y estómagos. Lo que más claro me quedó que antes de llegar a la mitad del acabado de las copas, todas hablábamos burradas a gritos por alguna extraña razón. La plancha me la llevé yo, cuando por no sé por qué razón argumenté, en cuanto a la perdida de la virginidad y se me salió a gritos un “Yosh perdí mi virrlginidad a los 30 y desde entonces quesh nog copulo”… opsss… ¡¡ qué horror!!… trágame tierra y mantenme enterrada por un siglo completo. Por alguna extraña circunstancia del destino, todo el mundo en el local quedó en silencio justo cuando yo lanzaba al aire esa dichosa frase. Mmm… cualquiera que haya llegado mientras me cantaban el cumpleaños, se ha enterado que cumplía 33 y que con aritméticas básicas, pudo calcular hace cuanto que no “copulo”… copulo… copular… que palabra más añeja y rebuscada para una borracha… mi mente suele mandarse sola y de qué hablar de mi bocota y cuerdas vocales que con un poco del anestésico alcohol me hace gritar bestiales frases a los cuatro vientos. Barbarie social… suerte la mía que no había nadie conocido.
Las chicas se rieron a carcajadas y todo el asunto fue objeto de molestias durante el resto de la jornada.
Cuando ya comenzábamos la segunda ronda de copas, llegaron los regalos.
Berenice, fiel a su estilo, me regaló un calzón de novia rojo y una vela en forma de falo. Según ella para que le rezara a “San Pico”… estúpida.
Carla me regaló un porta inciensos de loza con unos finísimos inciensos para el dinero, el trabajo y el amor. La bendigo por pensar en mi salud espiritual…  
Olga, me dio unos aceites para mi cabello. Linda ella. Tengo problemas para cuidar mi cabello, se me apesta y siempre es tan quebradizo. Debe ser por lo largo que lo tengo y el stress…  
Cristina me regaló una el primer libro de la Trilogía de Stieg Larsson. Costoso el regalo. Adoro a esta mujer.
Hermosa fortuna que me ha llevado a tener todos estos regalos, y a ser obsequiados por unas hermosas mujeres que me entienden, me acompañan y me consuelan con real sinceridad cuando el destino parece no tener mayor validez. Supongo que por mujercitas como ellas, la vida merece seguir siendo vivida a pesar de las dificultades.
Aún no recuerdo cómo salimos del local (si caminando dignamente o arrastrándonos). Lo que si sé… es que hoy la resaca me esta matando. Papá me ha traído un vaso de agua mineral heladita y mamá solo ha movido la cabeza con una diabólica sonrisa cuando llegué de madrugada y me fui directamente al baño para devolver brebajes, torta, humo y alguna parte de recuerdos quizás… sólo sé que alcancé a sujetar mi estómago antes de que saliera también disparado por mi boca…

Juro no volver a beber en mi vida…


Yiyi
http://yiyilapeor.blogspot.com

Recuerda dejar tus comentarios y ¡suscribirte!

martes, 9 de julio de 2013

Capítulo 02

30 de Marzo

10:00. El día de mi cumpleaños número 33, estuvo… cómo decirlo… mmm… algo extraño. Resultó ser que nadie me saludó aquel día. Al menos no gente de mis cercanos o de esas personas que se dicen amigos. Los únicos saludos que recibí fueron los de entidades bancarias, casas comerciales y administradores de sitios web donde estoy inscrita. Mierda. Mi estrecho círculo social es como una soga alrededor de mi cuello, que con los años aprieta más y más.

10:14. ¡Horror! Me han subido las pulsaciones a mil por minuto, al imaginar una soga apretando mi cuello y yo pidiendo a gritos otra oportunidad para curarme de mi sicopatía antisocial congénita. Maldición… estoy sufriendo una de mis chifladuras, estoy en plena crisis de pánico. Creo que iré al baño.

10:58. Ok. La crisis ya pasó. Me encerré un rato a solas en uno de los cubículos del baño. Me senté en el váter a recitar un mantra que bajé de una página de meditación. Respiré profundo y exhalé el veneno de malas vibras con fuerza casi odiosa. La bizarra imagen mía colgando del techo de la casa de mis padres con una soga cortándome el aire y sufriendo los estertores del auxilio, ha desaparecido.
Mientras estaba en el baño llegaron a hacerse labores de maquillaje reconstructivo, dos del departamento de ventas de la empresa. La Cote y una japonesa que nunca logro recordar. Malditas estúpidas de 1.70, con sus 55 kilos de peso corporal y el en caso de la Cote con los 300 cc. extras de pechugas que se instaló en su delantera. Con un metro de piernas delgadas y su cinturita de avispa, por la cual todos mis compañeros del departamento de computación quedan babeando cuando ella pasa.
Al escuchar los tacos en el ruidoso piso que la empresa colocó (mi teoría al respecto fue que es así de ruidoso para que los gerentes y jefes capten quienes están sacando la vuelta), se comienzan a enviar correos electrónicos entre ellos para estar alerta cuando la estupidina avispa pase moviéndoles el trasero.
Trabajo en una empresa que vende todo tipo de artículos ferreteros. Desde huincha aisladora a compresores para mega constructoras a nivel nacional. En mi departamento somos quince personas. Soy la única mujer y la que está más abajo en el escalafón. La pega no es mala pero es aburridísima. Siempre con la carta Gantt en mano parece que jamás avanzara con los proyectos del sitio web. Revisar que los stock estén correctos, que la página web no falle, que la foto de los productos correspondan a la glosa del mismo, que el sitio no se caiga, etc., etc. Mi pega es controlar la calidad del producto tecnológico, o sea, que el sitio haga lo que dice que hace. Por lo tanto soy como una mini oficina de informaciones para la gente de ventas y una policía de tránsito para los de computación. Así como también una traductora entre ambos departamentos. Los de computación hablan en código Maestro Yoda de la Guerra de las Galaxias y las de ventas lo hacen al estilo Sex and the City. Pensamiento en sintonía con alguna tribu urbana, seguidora de alguna saga de cine o televisión.
En general acá varios de los de un lado se han involucrado en diferentes grados con los del otro lado, elevando la crónica social de la empresa. Los de computación, en su mayoría, son ingenieros informáticos con un brutal sueldo mensual por lo tanto sus abultadas cuentas corrientes suelen tener algún tipo de interés por parte del resto de los departamentos. Las de ventas les siguen en salario, con la diferencia que ellas se hacen su propio sueldo, ya que trabajan a comisiones. La empresa por política solo conserva a las mejores. Pero en ellas prima la belleza. Todas son altas, esbeltas, oxigenadas y con una jodida delantera de quinceañera. Pechugas paraditas y redondeadas. Por lo tanto son altaneras con sus figuritas echas a Bisturí... ¡Grrrr!
En general, yo intento no cruzarme con ellas en ninguna parte. Por alguna razón tiendo a desaparecer.
En la mañana soy la última en prepararme el café. Se juntan todas ellas a hablar de sus sesiones de spa, yoga, depilación y solárium; o a darse datos de zapatos, joyas y vestidos de marcas, que a penas pueden pronunciar, y que están en una soberana oferta. Según ellas.
- ¡Negriiiita! – se usa el termino “negra” en diminutivo para demostrar un fingido amor laboral -, fíjate que ayer pase por el Parque Arauco, y Umbrale en oferta… ¡galla! ¡muérete! Adivina a cuanto estaban los vestidos…
- No sé… ¿unos 70…?
- Nooo… HUEVONA… $40.000.-, tenían unas maravillosas pulseras a $30.000.- y yo sin efectivo, ¡me quería dar un tiro!
- Galla, que bueno el dato… yo ando en mi auto hoy, así que qué te parece que nos peguemos una vuelta…
- Sii… y después podríamos pasar a tomarnos unos Manhattan… ¿qué te parece?
- Regio… excelente panorama…
Los Manhattan, Margaritas, Mojitos y todos esos brebajes alcohólicos con algún extranjerismo en su nombre, me recuerdan la revista Cosmopolitan... ¡hum!
Esas páginas donde siempre sale una regia mujer con dos metros de piernas, unos maravillosos ojos verdes, sonriéndole coqueta a un joven aprendiz de novio, de 1.80 de estatura, con brillantes músculos de hombre consagrado al gimnasio, que con una boba pero seductora sonrisa titula al reportaje “Cómo hacer que tu hombre grite tu nombre en la cama”. Como sea… la mina del reportaje parece frígida y el tipo tiene cara de Gay.
¿Por qué poner dos modelos anormales a representar lo que cientos de miles de subnormales intentamos vivir alguna vez en nuestras vidas?, ¿eh?
O sea… yo no quiero hacer que un hombre grite mi nombre mientras lo hacemos… a mis 33 ancianos, oxidados y descoloridos años, quizás pida acostarme con un tipo y ojalá despertar sobria, con él haciéndome compañía aún por la mañana… ¿sería mucho pedir que, además, no se esté quedando pelado?

Yiyi
http://yiyilapeor.blogspot.com
Recuerda dejar tus comentarios  y ¡suscribirte!

sábado, 6 de julio de 2013

Capítulo 01 - MARZO El maldito mes cumpleañero...

MARZO


27 de Marzo

Estadísticas
Estatura : 1.54
Peso : 55 Kilos… parece
Cigarros : 0
Alcohol : Tres latas de cerveza… mm… eso creo…
Calorías : Ni idea
Novio : 0
Último libro leído : El Diario de Bridget Jones.
Comentario : Me siento horrible. Hoy cumplo 33 inútiles años.


16:38. Pasé largas horas pensando cómo resumir mi vida en una sola palabra. Mi mente se retorció todo el resto de mañana (me acosté a eso de las 5:30) hasta que llegó a mí la palabra exacta: Mojigata. No, en realidad no me considero como tal, pero para ser bastante honesta... mm… en mi estado actual, sí que lo parezco.