Sábado 18 de junio
3:00
AM.
Todo
mi cerebro está solo lleno de él y mi corazón extasiado de amor… todo por mi
adorable Jeremy… ¡Haij!
He
llegado hace poco de la cita de improviso que tuve con él. Así que, como es de
suponer, acepté salir a tomarnos una copa por ahí… y lo pasé divino.
Después
que acepté que saliéramos, me dijo que tenía un par de cosas pendientes así que
era mejor que nos encontráramos en un bar que está cerca del Cerro Santa Lucía.
Yo me fui primero. Jeremy no andaba en auto, me contó que lo había mandado a
limpiar así que tendríamos que irnos a pie. Le dije que no se preocupara por mí
por que vivía en el centro. Me llamaría al celular cuando estuviera saliendo de
la oficina.
El
bar era bastante bonito. Pequeño, íntimo aunque demasiado oscuro. Estaba repleto.
Estuve parada un buen rato, hasta que se desocupó una mesa. Pedí una bebida
para esperar a que llegara mi cita. Había muchos estudiantes. Existía una Universidad
en las cercanías. Un muchacho me tenía particularmente incómoda. No dejaba de
mirarme, con esa típica vista media desorientada que se le pone a las personas
que han bebido mucho y que tratan de hacerse lo coquetos. No se ve bien. La
verdad es que es bastante vergonzoso. De pronto se envalentonó, se acercó a mi
mesa y me invitó a unirme a su grupo. Le dije respetuosamente que le agradecía
la invitación, pero que esperaba a alguien. Se fue, aunque no dejó de flirtear
conmigo. Mm… niñito… el gusto de
algunos muchachitos por la mujeres mayores… mm…
Eran
cerca de las 20:00 horas y ya me había convencido que Jeremy me había dejado
plantada. En ese momento justo, lo vi entrar al bar. Se me acercó radiante como
siempre y se excusó por el atraso. Me dijo que había salido tan rápido de la
oficina que había olvidado llamarme. Recién en ese minuto yo pedí un pisco sour
y él una cerveza. Cuando los brebajes llegaron a nuestra mesa, él bebió un gran
sorbo y luego me quedó mirando un rato.
-
Bueno Gómez… al fin
estamos solos…
-
Si, es bueno – dije
sorbiendo mi pisco sour con la delicadeza de una Geisha.
-
Si… ¿nervios?
-
¿Nervios por qué? –
pregunté. Ok, dicen que los cazadores huelen a su presa. Quizás yo olía a
cobardía en ese minuto. Mm…
-
No sé… quizás, yo
te pongo nerviosa – me dijo en tono coqueto.
-
Para nada. No me
das miedo, Jeremy – dije esperando que no me castañetearan los dientes.
-
¡Ah!... verdad que
eres una mujer ruda. Me gusta eso en una mujer… - dijo dando otro sorbo a su
cerveza-. Oye Gómez, quiero hacerte una pregunta - ¡Uy! ¡demonios! Se venía la
invitación “extra”.
-
De qué se trata –
respondí tratando de no hacer ver mi nerviosismo.
-
¿Qué onda entre el chupete de fierro y tú? – mm… eso no
me lo esperaba.
-
¿El quién de qué?
-
No te hagas la
tonta, Gómez. Entre ese pesado del Mollins y tú ¿qué onda?
-
Sorry…
- dije sin poder contener la risa - ¿cómo es que le dicen?
-
Chupete de fierro…
-
¿Y eso por qué?
-
Por que es
desagradable el tipo. Es tan tieso, se hace el serio, el caballero respetable
delante de todas las minas, para
dárselas de galán de cuarta el huevón…
- mm… no sé… pero me pareció detectar una leve sombra de envidia en toda esa
frase –. Oye, y no me cambies el tema. Quiero saber ¿qué pasa entre ustedes?
-
Pasa que es mi
enemigo… - dije tomando un sorbo de pisco sour.
-
¡Jaja! Ya… y se
puede saber por qué es tu enemigo.
-
Pues porqueeee… -
había sido una buena pregunta ¿realmente se podía saber? – por que es un ricachón que se cree Dios. Camina por la
oficina y todas las tontitas caen rendidas a sus pies. Me parecen patéticas. Es
solo un tipo falso, forrado en plata. Se ríe a costa de ellas. Por eso es mi
enemigo.
-
¡jaja!... ¡esa es
mi chiquilla!
Las
mentiras se me estaban dando muy bien en los últimos días. Por alguna extraña
razón, me salían con demasiada facilidad. La verdad, es que no me creía ni yo
lo que había dicho. Pero Jeremy pareció complacido con mi respuesta y eso para
mi era suficiente. No me sentía capaz de decirle que vivía con el jefe ¡uf!...
si se lee horrible cuando lo escribo, hay que imaginarse como sería escucharlo…
¡valor!
Bueno
el resto de la jornada no me siguió preguntando nada más. En cambio se puso
algo cariñoso. Me miró fijamente por largo rato, hasta que agarró su silla y la
puso junto a mí y me dio un beso. Las palabras sobraban. Me besaba y yo lo
miraba quizá un poco embrujada por la situación. O… media borracha, ya que el
Pisco Sour estaba bastante fuerte y me había agarrado algunas neuronas.
Pasada
la medianoche salimos del local. Él, con tres cervezas en el cuerpo y yo con el
pisco sour más eterno de la historia de los bares de Santiago. El viento de la
calle me hizo tambalear un poco, fue como un bofetón. Afuera parecíamos
quinceañeros. Me abrazaba y me besaba. Igual… los besos eran de esos que
incitan al revolcón ¿eh? Aunque presiento que Jeremy no es un gran besador. Pero estuvieron bien, sobre
todo para el tiempo que llevaba sin hacer el ejercicio del ósculo pasional.
Mientras
caminábamos sin rumbo, en una ocasión me empujó a la entrada de un edificio que
parecía abandonado. Me besó en el cuello y metió una de sus manos por debajo de
mi camiseta. Mm… esto jamás lo voy a poder descifrar del todo. Los hombres son
bastante torpes y bruscos para muchas cosas, pero por alguna extraña razón son
horriblemente habilidosos para encontrar los broches del sostén y desatarlos con
bastante pericia. Es un gran misterio para mí... en fin… cuando comenzó a subir
su mano hasta uno de mis pechos a mi me dio un escalofríos que ¡uf!, ¡uf!,
¡uf!... me moví hacía un costado para detener el avance, sin embargo, él
decidió bajar su mano hasta mi cintura e intentó meterla en el interior de mi
pantalón. En este justo punto le di un empujoncito. Él me dijo “¡¿qué?!” y yo le respondí con un simple
“no”. Dio un paso hacia atrás y se
quedó mirando la calle, creo que un poco molesto.
Justamente
esta semana estaba leyendo un artículo que decía que si uno quería que un
hombre la tomara en serio, jamás tenía que tener sexo en su primera cita. Por
un lado, ellos piensan que uno hace eso con todos y por otro a ellos se les
quita las ganas de seguir esforzándose en la relación. Así que le hice caso al
artículo. Me armé de valor y detuve el excitante paseo de sus manos por mi
cuerpo. Aunque reconozco que después de todo eso me moría de ganas de irme con
él. Pero necesito hacer que esta relación se inicie con el pie derecho.
Seguimos
caminando hasta que llegamos a un estacionamiento. Allí nos despedimos. Me besó
y me dijo “Gómez, igual no podríamos
haber tenido sexo hoy. Me olvidé de comprar condones”. Mm… sin comentarios.
Él se dio la vuelta y entró a los estacionamientos. Entonces le recordé que
había enviado a limpiar el auto. Me dijo que lo habían llamado a última hora
para decirle que estaba listo y lo había pasado a buscar antes de ir a nuestra
cita. Mm… le dije adiós con la mano y seguí mi camino.
Espero
que él haya entendido que no lo estaba rechazando, sino que solo estoy velando
por la verdadera fortaleza de nuestra relación.
Me
fui caminando lento con una sonrisa que no podía disimular. Cuando llegué al
departamento, eran cerca de las 1:30. Aún estaba flotando en el cielo… ¡estoy
tan feliz!...
Gracias
a Dios, Arturo Mollins no se veía por ninguna parte. Aunque no habría importado
nada de lo que ese chupete de fierro
me hubiese dicho esta noche. Este tipo no podría haber arruinado absolutamente
nada…
Cuando
me encerré en mi pieza, vi luz aún por debajo de la puerta de su habitación. He
tratado de dormir y no he logrado conciliar el sueño. Estoy demasiado feliz. Mi
relación con Jeremy está tomando forma. Al fin ya no estaré más sola, tendré
quién me ayude a levantarme de todas las desgracias, un compañero al cual
simplemente siento que adoro… todo esto porque al fin he encontrado mi media
naranja… ¡Oh! Jeremy, cuanto te quiero…
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Siguiente entrega: MARTES.
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¡Oh, Dios mío! ¿Y yiyi se las da de muy inteligente? ¡Por todos los cielos, si es una bruta! Ay, si, perdón mi exabrupto, pero a kilómetros huelo las falsedades del tal Jeremy y ella todavía se siente "feliz y flotando entre nubes", si es para atestarle un buen golpe y hacerla entrar en razón... Ay, hoy si estoy enojadaaaaaaa y mucho. El tipo es un patán en toda regla, de ella solo quiere un acostó de quinta, ¿Que no lo ve? ¿Necesita que la deje votada fuera del motel de nuevo? ¡Por Dios es que la trata con la punta del pie! ¿Ella no lo ve?... El pretexto del carro, ahí debió empezar a olerselas, simplemente no quería pasar por ella y punto; y digo si al final tenia su carro pues mínimo ofrecerse a llevarla a casa. Y luego querer meterle mano en un callejón, ay eso es tan vil y la otra orgullosa de que no se dejo, santa cachucha si es para pegarle, de verdad. Y todavía osa pensar que tiene una relación con "Jeremy patán de patanes" y que la va a apoyar, ay santa madre de los caramelos esta mujercita aun cree en los santos reyes...
ResponderEliminarEn fin, una vez sacado mi coraje contra Yiyi por ser tan pero tan ciega y tonta... Quiero agradecerte por colgar tan temprano el capitulo, pude disfrutarlo con mi cafecito mañanero antes de irme a trabajar... Gracias ;)
Me encanta la historia, sufro de yiyiadiccion, pero hoy, en definitiva, estoy enojada con yiyi....
Besitos
No Yiyi, un par de chachetaditas es que se me antoja darte, ese Jeremy es un idiota y tu ahi pensando en cuanto lo quieres, mal... MUY MAL!!!
ResponderEliminarNo voy a escribir mas porque soy una yiyiadicta enojada...
CREO QUE YA ES HORA QUE SE DE CUENTA QUE ANDRES LA QUIERE, CUANDO PASARA, QUE YA SE DE CUENTA QUE JEREME NO LE COVIENE, QUE ES UN PATAN
ResponderEliminarojala no se enrede con el bobazo de jeremy
ResponderEliminarOpino como las chicas , esta mujer , es lenta y sin remedio... Le quiso meter mano de una vez ... NNo la busca ni la lleva en su auto... Y ella esta feliz... Mollins dale dos cachetadas de mi parte!!! x favor!!!
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