lunes, 9 de diciembre de 2013

Capítulo 72 (SEGUNDA PARTE)

Continuación... 
Cuando hubieron terminado… mm… debí reconocer que los muchachos eran unos verdaderos genios en su área. Al mirarme en un espejo, de cuerpo entero que los chicos tienen, pude admirar el profesionalismo de mis dos amigos y mi hermano chico. Ni yo me reconocía. Y si no hubiese sido porque me prohibieron estrictamente llorar, por que se me chorrearía todo, me habría largado a llorar a moco tendido. Me sentía extrañamente hermosa.
 Hacía un frío que calaba los huesos, sin embargo me habían conseguido una capa finísima que hacía juego perfecto con el vestido. Era tan fina, que me daba pánico siquiera mirarla.
Los tres me miraban con cariño. Los quería abrazar y quería llorar. Pero ninguna de las dos cosas las podía hacer. El temor a que el embrujo de belleza se me pasara antes de ver a Arturo, era muy potente. Un pensamiento idiota para coronar mi ignorancia… otro más… mm…
Polín llevaba más de veinte minutos afuera del salón haciéndole guardia al auto. De repente, entró corriendo, con la nariz colorada y dando grandes saltos.
-           ¡Muéranse! – exclamó excitado – ¡muéranse! no es un auto lo que te envió, maldita yegua infeliz… es una limusina. ¡Te mando una limusina negra, brillante, preciosa! – los chicos se llevaron las manos a la cara, del asombro y Polín respiro -. Había pasado dos veces por aquí en frente, hasta que se me ocurrió golpearle el vidrio y preguntarle a quién buscaba. Cuando me dio tu nombre… ¡me quería morir!
Una limusina. Arturo había dicho auto y me mandó una limusina. ¡Me quería volver mono!
Mi hermano me ayudó con la capa y los chicos ajustaron los últimos detalles. Me miraban como tres madres chochas por la gran hazaña de su torpe hija cabeza loca.
-           Yiyi - dijo Marlon -, recuerda que todo lo que tienes puesto debes traerlo antes de las 7:00. La niña tiene que devolverlo al stock antes de que se den cuenta en su trabajo. Procura no manchar nada. Por tu vida, ni se te ocurra perder las joyas. Antes de la 7:00 repeat with me: antes de las 7:00 debo devolver todo en perfecto estado.
-           Está bien. Antes de las 7:00. Prometo no manchar, no romper, no perder, ni quebrar nada.
-           Si, Yiyi – dijo Esteban desde atrás – No lo manches, no lo ensucies, no lo mires y respira lo justo y necesario ¿ok? – yo me reí y re-afirme mi promesa. Ya me estaba dando miedo andar con tanto lujo puesto encima.
-           Hermanita… - dijo Polín acercándose a mi - nunca en mi vida te vi tan hermosa y para ser más honesto… nunca en mi vida pensé que fueras capaz de someterte a todo esto y por alguien. Deseo de todo corazón que lo pases muy bien. Y que le des con una flecha en medio del corazón a ese bombón de Arturo Mollins. Te mereces algo bueno… y ¡por DIOS! Que ese hombre es demasiado bueno… incluso para ti – dijo quiñándome un ojo –. Eres una sabandija mentirosa de primera. Me debes una larga conversación ¿lo sabes?
-           Si, Polín… lo siento…
-           Ya, ya… te voy a emborrachar y te sacaré toda la información. Ahora, anda y muéstrale a ese Arturo Mollins, la tremenda mujer que eres. No vuelvas a casa, sin ese bombón como tu hombre ¿me escuchaste?
-           No creo poder hacer eso…
-           ¡¿Qué?! – dijo Marlon con espanto - ¿tanto trabajo para dejarte como una yegua rompe corazones, para que no lo encandiles? Ni muerta, Yiyi… como ganadora, siempre. Como ganadora…
-           No tienes nada que envidiarle a toda esa silicona que andará como canapé, ofreciéndose a todo empresario que aparezca – acotó Esteban.
-           Es verdad, hermanita. Yo no creo que Arturo Mollins, te haya invitado por que sí… algo me dice que ese te vio “algo”… - Polín me movió las cejas con una picardía que me hizo sonrojar. – Ahora, ve y mátalo… Asesina
Nos despedimos y me subí a la limusina. Al partir, vi a los chicos mover sus manos a la distancia, totalmente emocionados, como si me fuese a casar… mm…
De camino solo le rogaba a Dios que el chófer no fuera un asesino en serie.


El viaje fue larguísimo. Yo lamentaba que en el ridículo bolsito de mano no cupiera mi libro del “ABC…”. Con suerte había logrado meter mis lentes. Los cuales, obviamente, los chicos me prohibieron usar y me retaron por no tener lentes de contacto. “Esa idea tuya de esconderte siempre, Yiyi”, me repetía, algo furioso Polín. Les insistí que no veía absolutamente nada sin mis lentes. No les quedó más que aceptar mis lentes, asumiendo que había cosas que no podrían hacerme cambiar en seis horas de trabajo de salón.
La limusina se detuvo. Escuché abrirse la puerta de adelante y un rato más tarde la puerta de un costado se abrió. El chofer me tendió una mano y me avisó, con una sonrisa en su rostro, que habíamos llegado a destino. Era un señor mayor, de pelo canoso y facciones de hombre bonachón. Cuya cara me era conocida, aunque no sabía de dónde.  
-           Don Arturo me la encargó con especial dedicación.  Me dijo que no la dejara solita hasta que el mozo viniera por usted.
-           Si… es que es mi primera vez en estos eventos.
-           ¡Ah! pero no se preocupe… quédese tranquilita – dijo tomándome la mano y poniéndola en su brazo -. Acá llega mucha galla falsa, pero el Arturito ni las agarra. A usted lo que le tiene que importar, es que la invitó él y no tiene que demostrarle nada a nadie. Yo la vi cuando estuvo enferma ¿sabe?
-           ¡Ah! ¿era usted el que conducía? Perdóneme, no lo recordaba y no veo nada sin mis lentes…
-           Si, si – dijo riéndose -, era yo… nos traía muertos de la risa ese día con Arturito. Nunca vi al joven tan preocupado por alguien. Jamás, desde que soy su chofer, lo vi hacer un alto en su trabajo y llevar a alguien a médico.
-           ¿En serio…? - dije sonriéndole. Aquel era un grato recuerdo.
-           Si, si, si… nos reímos mucho ese día. Usted tenía fiebre y peleaba con él. Eso, lo divertía. Por que aún peleando, usted seguía abrazada a él.
-           ¿Yo? – dije con asombro. Demonios… esa parte no la tengo presente – ¿yo lo tenía abrazado?
-           Si, si… se quedó dormida en su hombro. Arturito la abrazó y usted lo rodeó por la cintura. Pero… peleaba dormida con él. Le dijo “Estúpido y sensual Mollins. Te odio”. Si, si, eso mismo le dijo.
Mm… qué horrible. Eso debe haber sido un espectáculo. Quizás por eso no lo recuerdo… demasiado vergonzoso para ser recordado. Mi mente suprimió esa parte de mi vida. ¿Dormida que dije “Sensual Mollins”? ¡Trágame tierra!
Después del breve diálogo (y de haberme enterado de una situación realmente vergonzosa), quedé impactada. Frente a mí, a solo metros de donde yo me encontraba de pie, había la casa más grande que había visto en mi vida. En realidad… no era una casa, era una mansión. Jamás me habría imaginado que en Chile existieran ese tipo de mansiones, como en las películas. El chofer me pidió que lo acompañara. Llamó a un mozo que estaba cerca y le dijo algo al oído.
Había cientos de personas, desde donde yo estaba las podía ver. Muchas me quedaron viendo como un bicho raro.
-           El señor Mollins ha pedido que usted ingrese por la otra puerta. No tendrá que hacer nada de eso… - me informó el chofer. Ambos me quedaron mirando.
En eso llegó un joven delgado y con espinillas en la cara. Me preguntó mi nombre y luego me llevó al interior de la casa. En mi loca y pobre vida he visto tanto, tanto lujo. Enormes pinturas, mesas de mármol, floreros llenos de hermosas flores, Dios… era una casa de un hombre realmente millonario. Jamás alguien me podría creer si les dijera que los fines de semana, come pollo asado con papas fritas sentado en la mesa de una cocina de clase media, enfundado en un buzo y zapatillas. El joven me pidió mi capa, la cual le di con bastante temor. Se la encargué con especial dedicación. Pero, desconfiada y asustada por las amenazas de mis amigos estilistas, decidí que no la perdería de vista por el resto de la noche. No me resultó mucho, porque el chico se metió en seguida en un cuarto y… la perdí de mi vista. Qué fatalidad.
Al volver, el joven con rostro de pre-puber, me dijo que me llevaría al salón donde se estaba realizando la fiesta y que luego me llevaría a mi mesa. Que cualquier cosa que necesitara lo llamara a él y solo a él. Al parecer le estaban pagando para ser mi esclavo… genial… mm…
Me dejó sola en medio de todas esas enormes mujeres que me miraban con si tuviera sarna. De pronto pensé que me había enchulado demasiado, aunque noté que yo era la más sencilla, dentro de tanta ostentación.
No veía a Arturo Mollins por ninguna parte y estaba al borde de un ataque de pánico. Decidí comenzar a circular. Los chicos me dijeron que jamás me cruzara de brazos por muy aburrida que estuviese. Para entretenerme me aconsejaron que tomara una copa y jugueteara un rato. Así lo hice. Tomé una copa de champaña y comencé a dar pasos sin dirección definida. Los pies me dolían a muerte. Pero tenía que mantener la compostura. Llegué hasta una escalera, abajo estaba reunida más gente aún. Ese era el gran salón. A unos pasos de mi, divisé a la estirada de Marcela que tenía un vestido azul eléctrico. Me miró y se puso muy tensa, de no haber tanto ruido en el lugar creo que le habría escuchado rechinar los dientes. No me saludó, la muy rota. Se dio vuelta y vi que el vestido dejaba su espalda a la vista pública. Era más flaca de lo que se veía con los trajes de oficina que siempre usaba.
Después del desprecio de la estirada, seguí en lo mío. Analizar a la fauna reinante. Me gusta analizar a la gente. Me relaja. Repentinamente a lo lejos divisé a alguien que me observaba atentamente. Era una mirada penetrante. Una mirada que sentía fija sobre mí. Creo que de la sola incomodidad de aquella mirada, decidí prestarle atención. Lo que vi, fue un rostro conocido. Una cara que siempre me ha gustado ver. Un rostro con un hermoso gesto de asombro que me agradó y tranquilizó divisar… 
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Siguiente entrega: MARTES.
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4 comentarios:

  1. No es justo que nos dejes así!!!!!!!!!!!! Hay Dios que pasará mañana, y quien es el que la estaba mirando tan fijamente???

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  2. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO como me dejas así, seguro era Arturo :'( tener que esperar para saber que tormento, pero todo va de maravilla :D

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  3. hay que sea mañana yaaaaaaaaa, felicidades me gusta tu historia besitos

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  4. Siempre tan buenos, además del humor ahora el suspenso.
    Felicitaciones. :D

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