jueves, 19 de diciembre de 2013

Día 75

25 de Agosto

12:04. Ha sucedido algo horrible. Voy en el auto, con el chófer de Arturo, camino al hospital.
En la mañana, me desperté con una espantosa angustia. Tenía el pecho apretado, algo me tenía muy mal.
Me levanté y pregunté dónde estaba Arturo. Leticia dijo que había salido a la oficina muy temprano. Me había olvidado del problema el día anterior…
La angustia no se iba… me vestí y comencé a arreglar mis cosas. No sé por qué lo hice. Entonces se me ocurrió ver mi celular y descubrí que estaba sin batería. El cargador lo tenía en el departamento.
Tomé el teléfono de red fija y llamé a Polín. Llamé, llamé y llamé y nadie me contestó. Luego llamé a casa de mis padres y la misma historia. Eso sí que era muy extraño. En casa de Claudio tampoco contestaban. Me comencé a volver loca. Traté de recordar algún número de celular. Me equivoqué tres veces, hasta que di al fin con Claudio.
-           ¿Gabriela?
-           Si… hola Claudio ¿Cómo est…?
-           Dónde mierda te has metido Gabriela…
-           Estoy en casa de…
-           No me importa donde estés… tienes que venir inmediatamente al hospital del Pino.
-           Claudio qué ha pasado… - dije con la garganta apretada.
-           Es papá… anoche, sufrió un infarto.

13:01. He salido corriendo. Le dejé una nota a Arturo con Leticia, y le pedí al chofer que me llevara, ya que no sé cómo movilizarme desde este lejano lugar de Santiago. Él accedió y acá voy… con el alma en un hilo.

13:15. Me siento tan mal. Estando con Arturo me olvidé de todo el resto del mundo. Me estoy poniendo igual que cuando estaba cegada con Jeremy. Con la diferencia… que ahora me había olvidado de mi familia…

13:45. Qué espanto. Parece que no fuese a llegar jamás… ya no me quedan uñas. Y eso que nos fuimos por la carretera para llegar más rápido.

14:06. Al fin… ya veo el hospital. ¡Si! Al fin…

14:13. El chofer es un señor muy amable. Lástima que jamás se me haya ocurrido preguntarle su nombre. Que estúpida y mal educada me siento en este momento.
Quería quedarse para ayudarme en lo que fuese posible, le dije que no. Que papá estaba mejor y que todo era una simple formalidad. Mentí… aún no logro dar con Claudio.

14:56. ¡Uf! Cuando llegué mi hermano mayor me quería asesinar.
-           Dónde mierda estabas, Gabriela. Mamá está destruida, Polín no deja de llorar, mis hijos están con pánico y yo me quiero cortar una bola. Dónde cresta estabas… creíamos que te habías muerto…
-           Ya… cálmate ¿quieres?... dime que es lo que tiene papá antes de ver al resto de la familia.
-           Como te dije por teléfono. Tuvo un ataque cardíaco anoche. Ahora está en la UCI.
-           Dónde está el médico que lo atendió. Tengo que hablar con él.
Fui hasta el piso donde estaba papá internado y no me ha gustado lo que vi. Mamá estaba pálida. Se notaba que no había pegado un ojo en toda la noche.
Polín tenía los ojos rojos como si hubiese llorado por semanas. Es de cero utilidad para la mamá en este momento.
Mi cuñada tenía a mis sobrinos acostados junto a ella, tapados con una frazada.
-           ¿Claudio qué hace Elena con los niños acá?
-           Los traje para no dejarlos solos. La mamá tiene que tener compañía.
-           Si… pero eres leso. Son niños, dile a Elena que se vaya a descansar a casa. Polín… ven para acá.
-           ¡Oh! Hermanita - dijo mientras lloraba y se sonaba –… papá se va a morir…
-           No seas tarado, ¿qué tienes en la cabeza? ¿cómo dices eso a metros de donde está la mamá? Papá no se va a morir. Lo que ha debido tener es un pre-infarto. Debes dar contención, Polín, no ser un maldito puto problema. Anda a lavarte la cara y déjate de llorar como una viuda… y tú - dije apuntando a Claudio -… consígueme ver al doctor de papá para preguntarle lo que ha pasado, y después lleva a tu familia a casa… eres muy inconsciente ¿lo sabías?… Claudio…
-           ¿Qué? – dijo mi hermano algo confundido.
-           Llamaste a tu trabajo…
-           ¡Oh! Mierda no… voy a llamar ahora… lo había olvidado…

15:23. Como lo había imaginado. Papá ha sufrido un pre-infarto, el primero en su vida y esperemos que sea el último. Lo dejarán en observaciones por un par de días.
Mamá está muy triste, pero sobre todo asustada. Le compré un café y la he tenido que obligar a comerse unas galletas de agua. Le di un dulce, para que no le baje tanto el azúcar y recupere el ánimo.
Por suerte, esta tan sumergida en el dolor de ver a papá enfermo, que no me ha preguntado dónde estaba metida.
Por Polín me he enterado que al parecer fue mamá quien llamó a mi departamento y al no contestarle nadie, llamó a Claudio. Fue él quien trajo a papá al hospital. Después llamó a Polín y no pararon de llamarme al celular durante horas.
Cuando le pregunté si sabía qué fue lo que le causó el pre-infarto a papá, se quedó mudo. Luego me dijo  “Yiyi… es mejor esperar a que llegue Claudio para que lo hablen. Él sabe mucho más que yo lo que pasó
No me ha gustado la cara de Polín.

17:34. Esto está mal.
-           Cuéntame qué fue lo que pasó, Claudio.
Habíamos ido al casino del hospital, para conversar con más calma. En el rato que Claudio iba dejar a mi cuñada a la casa, logré convencer a mamá que se fuera descansar. Yo me quedaría. Le prometí que por cualquier cosa, la llamaría: fuera la noticia que fuera.
Polín se la llevó, casi a rastras, aunque yo sabía que se sentía más segura sabiendo que yo estaría presente. Aproveché para enterarme de más cosas de papá. Supe que no había perdido el conocimiento, como el tonto de Polín me había dicho. También supe, por el doctor, que está evolucionando favorablemente, ya que lo habían llevado con premura al centro hospitalario.
Cuando mis hermanos llegaron, los llevé al casino para que viéramos el tema. Me carcomía por dentro la duda. La angustia me estaba asfixiando. Todo indicaba que debía estar preparada para escuchar cosas muy, muy malas.
-           ¡Oh! Hermanita, menos mal que llegaste: Claudio, no tiene don de mando…
-           Y tu – dijo Claudio muy irritado -, te pusiste a llorar y casi mataste a la mamá.
-           Ya paren, paren… no es el momento. Claudio, dime qué ha sucedido.
-           Pasó, que ayer… - mi hermano mayor se veía más viejo. Había tenido realmente una muy mala noche. Se tapó los ojos con ambas manos y trató de buscar las palabras exactas -, Gabriela… te tengo muy malas noticias.
-           Qué ha sucedido. Habla de una vez. Suelta todo Claudio, no soy de algodón.
-           Lo sé, lo sé… ayer llegó una carta a todos los locatarios del Edificio. Perdimos el juicio. Perdimos la librería. Papá estaba en el local cuando leyó la carta. Llegó a la casa con ese malestar y en la noche ya no aguantó más la presión. Tiene hasta fines de mes para sacar sus cosas. Acá está la carta…- dijo pasándome el documento.
-           ¿Podemos apelar? – pregunté.
-           Sí… podemos. Y lo haremos.
-           Bien… le diré a papá que haga el traspaso definitivo y yo seguiré con las instancias adelante.
-           Si… sucede que hay otra cosa… - Polín, dejó de respirar y Claudio se mordía el labio con nerviosismo.
-           ¿Qué cosa?
-           Se trata del departamento.
-           Qué pasa con el departamento - repliqué muy asustada.
-           Los abogados de Arturo Mollins han presionado… mucho… se manejan en estos temas. Y…
-           Dime que no he perdido mi departamento, Claudio… dime que no, por favor, te lo ruego.
-           La señora Guarello, deberá pagar con cárcel. Pero la justicia ha fallado a favor de Arturo Mollins. Sus abogados, alegaron sobre la firma del contrato, el pago y presentaron muchos documentos. Nosotros debemos seguir adelante con las instancias para que ella te devuelva el dinero… pero… de eso… pueden pasar años… lo siento – dijo con timidez -… aunque también podemos apelar…


23:09. No. No he llorado. Aunque ganas no me faltan. Tengo un nudo en la garganta. Estoy en casa de mis padres. En mi pieza. A mamá le di unos calmantes para que descansara. No merece estar pasando toda esta pena. Quizás, yo si…
Polín se fue a su galpón, totalmente abatido. Cómo estaría de mal que no dijo ninguna burrada mientras estuvimos en el hospital. Claudio dijo que mañana tenía que volver a trabajar. Pero que el fin de semana haría guardia. Mañana iré con mamá a visitar a papá y saber cómo van las cosas. Cómo evoluciona. Mi padre es fuerte… tengo fe en su fortaleza…
Estoy cansada. Me siento como anestesiada. Tengo un hoyo en el pecho. No es un hoyo literal… es un vacío.
Intento hacer cuadrar mi vida. Creo que tenía razón cuando dije que la constante en mi existencia era tener malas relaciones amorosas.
Solo quiero cerrar los ojos, y que la vida y sus malos momentos pasen junto a mí sin verme. Que hagan como que no existo… y no que se detengan y me torturen con alguna especie de lección que debo aprender… no entiendo esas lecciones… no las logro comprender. Lo único que sé es que me duelen, que me estoy haciendo vieja y que ya no se curan esas heridas como cuando tienes veinte años… duelen y sangran mucho… y que ese dolor enceguece…

No hay aire suficiente para llenar el enorme vacío que tengo en mi corazón… no lo hay… no señor… 

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Siguiente entrega: LUNES.
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2 comentarios:

  1. Noooooooooooooooooooooooooo
    Meche como nos dejas así que pasa con Arturo era el problema que tenia que solucionar, esperar hasta el lunes eso si es dificil.
    Pero ha sido un capitulo muy intenso.
    Gracias
    Yiyi tu puedes eres muy fuerte

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