lunes, 2 de septiembre de 2013

Capítulo 17

2 de mayo
8:18. Sí, me caí de la cama. Con media resaca eso sí. Hoy llegué tempranísimo a la oficina. Razón: hoy es mi día D.
Pero me duele la cabeza. Anoche, después de mis reflexiones, me quedé dormida de guata. Al despertar el panorama no ha sido el más decente. Aún tenía la botella de vino en mi mano, me había quedado dormida sobre el borde del cuaderno y al pasarme una mano por la cara noté que tenía una horrible raya cruzando mi mejilla derecha… mmm… Dios Santo, soy un asco.
Me llevó horas de masajes para hacer circular de una vez la sangre por esa zona, a parte de despertar mis aún, ebrias células. Me levanté medio mareada y decidí meterme a la ducha de una buena vez.
Al salir, vi el caos de mi habitación. De ir a vivir sola, tengo que proponerme mantener el orden. Mientras buscaba los pantalones que me pondría ese día, choqué con la enciclopedia (la tenía guardada en el piso, en medio de mi pieza ¿por qué?) y sentí que me quebré el dedo meñique. En serio que si.
Bueno… me demoré poco en arreglarme. Agarré la accidentada camiseta (aún huele a quemado) y la metí en mi bolso.
Cuando llegué acá, solo había llegado la recepcionista de la empresa nueva.
-Hola…
-Hola… - dije siguiendo mi camino directo a mi puesto de trabajo, mientras me quitaba una legaña de mi ojo, sin sacarme los lentes oscuros.
-Disculpa, ¡disculpa!… - insistió la mujer – ¿te puedo ayudar en algo?
-No – respondí seca, ya me estaba molestado con la tontería. Seguí mi camino, la mujer se puso de pie y me tomó del brazo.
-Disculpa… pero tú trabajas acá…
-Si… - dijo de pronto una voz de hombre– trabaja en Meneghello María Teresa…
-¡Oh!... lo siento señor Mollins – dijo la mujer en tono afectado – es que soy nueva, y la otra recepcionista no ha llegado…
-Está bien - asintió Arturo Mollins. La mujer (una muchacha de 1.70, metro y medio de pura pierna y al parecer rubia natural, no igual que la Cote) se dio la vuelta y se fue a la recepción nuevamente -… Buenos Días…- dijo mirándome con una sonrisa pegada en sus labios.
-Buenos días – dije sin sacarme los lentes oscuros y rezando para que el olor a copete y a quemado (por la camiseta) no se notara demasiado.
-Cómo estás…
-De pie… - dije en broma. Arturo Mollins sonrió.
-Así veo… y tus lentes…
-¡Oh!... siguen igual de quebrados que la última vez…
-Tenemos que hablar de ese asunto… - dijo poniéndose muy serio.
-Si, obvio… ¡no!… ¡bah! Olvídalo, si igual tenía que cambiarlos… el jueves fui a mi revisión anual de la vista y aproveché de renovarlos… así que olvídalo… ¿qué tal el cambio?
-Complicado – respondió mirando a su alrededor –. El Señor Rodolfo Meneghello tenía muchas cosas… espero poder establecerme en forma definitiva antes del fin de semana… eee… ¿y tu?…
-¿Yo?... pues yo estoy establecida desde hace seis años en ese espacio que está allí…– dije apuntando hacía mi puesto de trabajo que se veía desde aquella distancia.
-Seis años… llevas bastante… en ese lugar está el departamento de computación…
-Si… soy asistente de computación… eso dice mi cargo.
-Tu jefe es… Víctor Suárez…
-Si… wow… te felicito… ¿te sabes los anexos también? – él se sonrió nuevamente
-No, pero para mañana espero memorizarme los que me interesen más…
-Perfecto… bueno… me tengo que ir… quiero verle la cara a mi jefe cuando llegue… nos vemos en la reunión…
-¿Reunión? – dijo en tono preocupado metiéndose la mano al bolsillo y sacando un aparatito…
-Jajaja… era broma… - él movió la cabeza medio avergonzado - que tengas un lindo día… - le dije
-Ya me lo has dado… - me respondió.  Se me borró la sonrisa con la misma rapidez con que un molesto ardor comenzaba a quemarme las mejillas.
Se dio media vuelta y caminó lentamente hacia su nueva oficina, mientras ladeaba su cabeza.
Al llegar a mi puesto de trabajo, me tiré en la silla y procedí a encender, sin mucho ánimo, el computador.
De pronto el teléfono comenzó a sonar estrepitosamente. Sonó tan fuerte que llegué a dar un salto en la silla. La gente del aseo debió haber pasado a llevar volumen mientras limpiaban.
Yo me puse a mirar a todas partes. Nadie había llegado aún. Decidí contestar, ya que el sonido me retumbaba horriblemente en los oídos.
-¿Aló? – dije con cierta curiosidad. Silencio - ... ¿buenos días? – dije. Silencio.
-3627 – respondió una voz masculina al otro lado de la línea.
-¿Perdón? ¿quién es? – pregunté esta vez medio alarmada.
-3627 es tu anexo – dijo la voz nuevamente.
-Si… ¿Qué desea? – insistí, apoderándose de mi el terror. De pronto me imaginé una película de terror.  Con un montón de escenas sangrientas. Cosas de paranoica.
-Mira el visor – dijo la voz. Con cierta duda, bajé la mirada y vi que en el visor aparecía un “3120 A. Mollins”
-¿A. Mollins? -  dije llenándome de curiosidad.
-Si – dijo risueño al otro lado de línea -… he comenzado a aprenderme los anexos… y decidí iniciar por el tuyo…
-¡Ah!...
-¡Bueh!... espero no haberte importunado… eh… seguiré con el resto de los anexos.
-Si… está bien… pero… señor A. Mollins
-¿Si?
-Va a tener un solo problema con el resto de los anexos…
-¿Sí? ¿cuál sería?
-Que no ha llegado nadie aún a trabajar…
-Pero ese no es problema… solo me interesaba llamar al tuyo… - ¡oh!... sería posible que el señor A. Mollins me estuviera coqueteando ¿eh? ¿eh? – bueno… me tengo que ir. Señorita G. Gómez, espero tenga un buen día…
-Si… gracias… - entonces escuché como colgaba lentamente el auricular.
Miré hacia su oficina y vi que iba saliendo. Portaba su maletín en una mano y un abrigo en la otra. Se acercó a la rubia recepcionista, le dijo unas palabras y se fue. Pero antes miró en la dirección donde yo me encontraba agazapada, oculta por el monitor, con la boca abierta de asombro.
Aún ahora no me creo la jugarreta en la cual me enfrasqué con mi nuevo jefe de voz increíblemente sexy.
16:31. Que día más largo y difícil he tenido. El sitio está presentando muchos problemas y la red se cayó varias veces. Para sellar la última jornada se supo que alguien de las chicas de servicio al cliente había abierto, por error, un archivo que contenía un virus. Alerta en todo nuestro departamento. Perdimos varias horas y yo tuve que monitorear que el sitio funcionara. Todo para estar atentos a que no nos hackeen… nuevamente.
17:04. ¡uf!... he estado tan absorta trabajando y sobre todo dándole vueltas a los sucedido con Arturo Mollins, que me había olvidado por completo que mañana llega Jeremy.
Las chicas tuvieron palabras de ánimo para mí. Si bien solo Berenice conoce lo de nuestro encuentro sexual del tercer tipo, las chicas conocían de nuestra rara relación y sabían lo mucho que a mí me gustaba… aunque ninguna se explica que era lo que me atraía de él.
¡Hum!...  Jeremy llamó a don Pelmazo. Mmm… al parecer le está diciendo que mañana hace su arribo. Ok, segunda confirmación que no es una pesadilla y que de verdad lo veré mañana… uuu… voy al baño…
17:41. Me pregunto que tanto habrá cambiado Jeremy en estos dos años… cuando le conocí, era dueño de una frondosa barba rubia y una larga cabellera que llegaba hasta la cintura, la cual siempre traía amarrada en una coleta… me enloquecía esa coleta… que tonta. El tipo era normal, pero tenía algo canallesco en la mirada. Las chicas nunca le encontraron nada especial, porque jamás lo trataron a mi nivel. Pero qué puedo decir… quizás no tenía el atractivo físico, ni el porte distinguido, ni ese aire interesante que posee Arturo Mollins, pero el muchacho sabía seducir muy bien. Tenía algo cautivador… mmm… recuerdo que llamó mi atención inmediatamente la primera vez que lo vi. Claro que él no reparó en mi existencia. Obvio. Entre tanto trasero y pechuga de ventas danzando por los pasillos, quién se podría haber fijado en mi… en fin… en ese tiempo yo usaba el pelo muy, muy corto.
Mmm… si tuviera que definir en una palabra a Jeremy ¿cuál sería esta?... mmm… eee… cuál podría ser… ya sé… Cazador.
Sí… es que el tipo es capaz de hacer caer a cualquier mujer. Además sabe reconocer los puntos débiles que una tiene, así que es tan astuto como un zorro… mm… ¿cuántas argentinas habrán caído en sus frescuras?
19:07. Estoy en casa. Papá me esta hablando de la librería, pero he dejado de prestar atención. No sé por qué las mujeres nos ponemos tan obsesivas cuando de hombres se trata. Más aún cuando de ex parejas se trata… o como en mi caso, cuando de una pseudo ex pareja se trata… maldita sea… joder, joder, joder.
Creo que me tomaré algo para conciliar el sueño… o no… mejor será que no, quiero llegar temprano mañana también.
Don Pelmazo jura de guata que mi llegada matutina del día de hoy ha sido a causa de la conversación que tuvimos el otro día… ¡haij! pero que Pelmazo es…
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Próximo capítulo: Miércoles.

2 comentarios:

  1. Gracias Yiyi por los dos capitulos ha sido espectacular! me maté de risa "ebrias celulas" jajaja que ocurrencias tienes, es que me encanta que sea una chica tan normal por eso me engancha tanto. Uy ya se viene Jeremy y lo de A.Mollins que intriga, a esperar por mañana!!
    Saluditos!

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    Respuestas
    1. Gracias Karina por el comentario.
      Si... se viene un capítulo tenso e intenso...
      :-D

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