07 de Abril
12:00.
Bueno… mi pedante jefe, me ha estado regañando a entero gusto en lo que va de
esta semana. Odioso. Viejo amargado, debería atragantarse con sus galletones de avena light. Ok. Retiro lo
dicho. No puedo ser cruel con ese tipo de cosas. Mm… pero es maldito y odioso.
Ha enviado un correo masivo a todos lados
por un error que cometí. Pero es toda una exageración.
Resulta ser que ayer subían aplicaciones
nuevas a la página de la empresa. Como los muchachos de computación, para
variar un poco, se han atrasado me han hecho que revise la aplicación
directamente en el Sitio y no en un
servidor de prueba (este no lo pueden ver todas las personas, pero tiene bases
de datos reales). Esto sucedió por que un cliente llamó para revocar el
contrato, ya que le habían vendido la aplicación sin siquiera existir (tiene
razón en todo caso). El punto es que yo comencé a hacer mi trabajo. Creé un
producto ficticio llamado “Perico Pérez Palote” y comencé a trabajar con él,
cuando di el visto bueno eliminé el dichoso “Perico Pérez Palote”. Todo iba
bien hasta, que la pechugona de la Cote
llegó indignada hasta el escritorio de mi jefe a decirle que uno de sus clientes estaba comprando artículos
y por alguna extraña razón le apareció un “Perico Pérez Palote” en su búsqueda.
Fue entonces que mi jefe me llamó a
terreno.
- ¡Gómez!
– me gritó desde su escritorio.
- Dígame,
Don Víctor– respondí con cara de inocente a pesar de que había escuchado toda
la aireada conversación sobre, lo profesional y serio que se debía ser al
momento de trabajar.
- ¿Qué
significa este “Perico Pérez Palote” como producto nuevo? – me dijo en tono
severo.
- Pues,
estaba haciendo mi trabajo. Probé el sitio de los productos, y creé ese nuevo
para confirmar que las bases de datos estuvieran grabando y eliminando en forma
correcta.
- Pero
como le pones “Perico Pérez Palote” a un producto, niñita.
- Fue
lo único que se me ocurrió, don Víctor, además me demoré menos de 20 segundos
en borrarlo. No imaginé jamás que alguien estaría husmeando en el sitio, más aún en el horario del café. – dije con
el máximo de ternura que me pudo salir.
- Mira
niñito – replicó en tono peyorativo
la Cote poniéndose bien derecha -, yo
no estaba husmeando. Ha sido uno de los mejores clientes de esta empresa el que
ha elevado el reclamo por tu ocurrencia de niñito
estúpido, mandándome un pantallazo con tu tontería. Este departamento
siempre esta atrasado en todo, Víctor. Qué es lo que hace tu gente… si están
todo el santo día pegados a las pantallas y parecen no avanzar en las cosas que
los gerentes solicitan en sus proyectos… ¿Qué pasa?
- Primero
que todo – respondí con la calma que me caracteriza en momentos de afrentas
verbales -, no soy niñito. Te he
dicho que no me faltes el respeto, por que yo a ti no te lo falto… me has
escuchado decirte “¡Hey! tu, rubia falsa y siliconada”, no ¿verdad? Segundo,
mi trabajo es revisar y mantener la coherencia en la página, lo que ha sucedido
es lo que se denomina “Revisión cruzada”. Y tercero, quizás si no hubiesen
vendido un producto que no existía solo para inflar las ventas del mes, por que
te recuerdo que aún estaba en proceso de desarrollo, la gente de computación
habría terminado con bastante holgura y yo habría podido revisar con calma en
el server de pruebas que tenemos
habilitado para evitar este tipo de descalabros. Pero… como tu departamento siempre esta forzando
los cierres… ya vez lo que sucede… se deben ver las cosas sobre la marcha,
cuando todos los clientes están conectados…
- Gómez…
cállate y procura no volver a hacer la misma tontera. Cotecita, dile al cliente que no pasará de nuevo. Explícale que era
una prueba y que ahora esta funcionando
igual que antes – interrumpió el viejo califa y zalamero de mi jefe.
- Víctor…
intenta que esto no vuelva a pasar… es un cliente muy, muy bueno. Y si tu gente
no toma este trabajo en serio, como yo lo
hago, mejor que se vaya a trabajar a otro lado. Y tu – dijo parándose delante
de mí - agradece que no fui directamente donde Rodolfo y Jaime.
Entonces me tiró los 300 cc de siliconas
encima de la cara, y se fue triunfante.
Cuando llegué a mi asiento y saqué el
protector de pantallas, tenía un mensaje de Benjamín, mi compañero de junto,
que decía escuetamente “rubia falsa y
siliconada, jeje… buena eh!”. Benjamín es el único que salva de este
departamento. Es grandote, pesa como 120
kilos y tiene una voz fina de pre púber bueno e inocente. La pechugona, cuando
pasa cerca de él le dice “Benjamón”… es una bruja esa mujer.
Horas más tarde, mi jefe mandó un correo a
todos advirtiendo de los peligros de las pruebas, en la página y de los
cuidados que debíamos tener. Fue un correo mal redactado, aburridor y lleno de
falsas disculpas, típica costumbre de viejos lisonjeros. Trataba de no decir de
quién había sido el error, pero ya toda la empresa sabía que el famoso “Perico
Pérez Palote” era de mi creación. Mm… mierda.
16:56.
Queda poco para marcharse de este infierno. He terminado de hace todo, y ahora
me dedico a escribir el resumen de este día, para llenar las horas que me
quedan. Niñito. El sobrenombre de niñito me lo pusieron cuando entré a
trabajar en esta empresa. Usaba el pelo muy, muy corto. A la lindura de la Cote
se le ocurrió un día decirme que parecía niñito
y jamás he logrado que me deje de llamar así. Ella y sus pesadas colegas. En
ese tiempo, la Cote se sentaba al lado mío. Ambas pertenecíamos al departamento
de Atención al Cliente. Llegamos con una diferencia de meses a la empresa. Ella
es dos años mayor que yo. Resultó ser que se transformó en íntima amiga del
jefe. Tan íntimo era todo que se rumoreaba que ella se había acostado con él
para que hablara bien de ella con el jefe del departamento de Ventas y lograr así
que la cambiaran. Lo cual obviamente logró. Por alguna extraña razón, en menos
de dos meses en ese departamento, obtuvo la mejor cartera de clientes de la
empresa. Cosa impensada para alguien recién llegada. Cuatro meses más tarde el
Jefe de Ventas se separaba de su esposa y un mes después fue despedido por
acoso sexual. Mm…. Adivinen a quién acosó… si… a la misma Rubia falsa y
siliconada de la Cote. Bitch ¿no
es cierto?
Yo no sé si dar crédito o no a lo que se
rumorea. Como jamás me meto en ese tipo de cosas, no me da la moral para
extender algún juicio. Pero la Cote
siempre fue un poco extraña. Era prepotente y arribista, mucho antes de
integrar el Departamento de Ventas. En realidad aún lo es… pero de que es
dudoso tanto ascenso, lo es ¿o no?
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Yiyi…
http://yiyilapeor.blogspot.com
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